domingo, 7 de diciembre de 2014

AMÓS. INTRODUCCIÓN. PERSONA YÉPOCA.



El profeta Amós nació en Tecua, pequeña ciudad a casi veinte km. de Jerusalén; por tanto es natural del reino de Judá; pero su actividad profética se desarrolló en el reino de Israel. De oficio era ganadero o granjero (otros piensan que era pastor y asalariado): una posición económica desahogada que le permitiría adquirir una buena cultura y aprender el arte literario. De aquella situación tranquila lo arrancó la llamada de Dios (7,10-14): no fue profeta de nacimiento (como Jeremías) ni perteneció a una comunidad profética (como Eliseo). No es extraño que las sensaciones y experiencias de su vida anterior lo acompañaran en la nueva actividad. Algunos autores calculan su nacimiento hacia el 750. 

Amós se encontró así forzado a predicar en territorio ajeno bajo el reinado de Jeroboán II (782-753). Fue una época de paz y prosperidad material, después de someter a Moab y de ensanchar las fronteras del reino. Pero, si hemos de tomar como descripción general los datos de Ose as y de Amós, aquella sociedad estaba enferma de injusticia social, de sincretismo religioso e idolatría, de confianza en los recursos humanos. No sabemos si las denuncias del profeta apuntan a casos particulares o abarcan la sociedad entera. 

Además de denunciar vigorosamente las injusticias sociales, el lujo, el culto falso, la satisfacción ilusoria, Amós predice la catástrofe próxima. Extraña predicción en un momento en que el enemigo cercano, Damasco, está sin fuerzas para rehacerse, y el enemigo remoto y terrible, Asiria, no puede pensar en campañas occidentales. Con todo, Amós sabe que Israel está "madura" para la catástrofe (8,1 s), porque no quiere escarmentar con los castigos medidos. Por este anuncio, Amós llega a un choque con el rey (7,10-17). El año 753 muere Jeroboán II, el año 745 sube al trono Teglat Piléser III (745-727), que será el comienzo del fin para Israel. Con todo, Amós cierra su profecía con un oráculo de esperanza.

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